lunes, 30 de julio de 2012

Diario de un viajero. Capítulo 2.


Diario de un viajero poco cualificado: Salamanca.


Tras hacer escala en el pueblo de mi tío, nos dirigimos a primera hora hacia la ciudad charra, cuna del ambiente universitario, y ciudad favorita de muchos españoles junto con Granada.


En esta ciudad nació mi novia, por lo que cuento con una guía de excepción. Llegamos primeramente al hotel (Hall 88), la verdad que nos encantó, porque aunque estaba un poco retirado del centro, allí no hay nada lejos, y en quince minutos andando te encontrabas toda la extensión monumental de la ciudad.


Supongo que sabréis que Salamanca destaca por su plaza mayor (sin duda la más bonita de España y por lo tanto primera de mi ranking particular), la ranita en la fachada de la catedral o la iglesia de San esteban con su imponente portón. 


Pasando junto a la catedral, pensamos en comprar un anillo del botón charro para mi abuela, pues no veáis la que montó el nota de la tienda, al pasar la tarjeta cobra unos 500 euros, y nos quedamos helados, y dice: "perdona que eso es lo que facturé ayer", por lo que anula el cobro y le carga la cantidad correcta, total, que con la situación, ahora nos vamos y decimos, vamos a comprobar que ha cobrado lo correcto, y resulta que no tenemos la tarjeta, por lo que volvemos corriendo a la tienda y y estaba metida en la máquina, y al tío no se le ocurre decir nada más que: "pues menos mal que has venido, porque tengo cámaras y podría haber mirado el número secreto sin problemas", pues nada.


El tema gastronómico es ya el éxtasis por esas tierras, la cervecita con tapa no se persona, la palomita en el Casino y como no, Casa Paco, siete años después seguía con su excelente tapa de jeta a la brasa, y no sólo eso, también con esos precios que invitan a no marcharse.




PD1: el miércoles vuelve el semanal y el viernes la siguiente parada del viaje, Valladolid.

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