Sección viernes. "Para gustos the coolors": Justicia para todos.
Periodista penitenciario.
Justicia. Según la Real Academia de la Lengua , “Derecho,
razón, equidad”, entre otras muchas acepciones. Por pura lógica, no debería
haber cosa más justa que la propia justicia. Pero, ¿Es realmente la justicia
igual para todos? Bajo el prisma del que firma este modesto artículo, la
respuesta sería un claro y contundente no, en base a una serie de puntos:
1. En sistemas
judiciales como el americano, si dispones de un buen puñado de dólares es
bastante más probable que cuentes con mejores medios, especialmente de defensa.
Todos podemos recordar los casos del corredor de la muerte reabiertos gracias a
donativos económicos.
2. Existen
personas especialmente protegidas, que disponen de “ciertos” privilegios que el
resto no tenemos. Por poner un par de ejemplos palpables, el Rey es inviolable
y no es responsable de sus actos (No puede ser condenado por ningún delito que
cometa) y los Diputados y Senadores no pueden ser imputados si no se cuenta con
el beneplácito de la cámara correspondiente.
3. La justicia
se imparte por seres humanos. Los seres humanos no somos perfectos. Tomamos
partido. No podemos ser objetivos al 100%. Crecemos y nos formamos en base a
nuestras experiencias. Un juez que ha sufrido la muerte de alguien cercano en
un accidente de tráfico será implacable en un caso de similares
características. En un caso de negligencia médica, si su hija es médico estará
influenciado por dicha situación.
4. Nunca juzga
el mismo juez. Aunque se aplique la jurisprudencia, todos conocemos de casos
prácticamente iguales en los que se aplican penas diferentes. Hechos como las presiones
políticas y/o mediáticas, falta de medios técnicos, lentitud en el proceso…
pueden dar lugar a diferentes tipos de justicia.
Y ahora sí:
¿Les parece que la justicia puede llegar a ser igual para todos? Juzguen
ustedes mismos.
Mery L.G.
Quizás sea ilusa, tal vez peque de utópica, pero creo en la justicia y en su aplicación por igual a todos los españoles. No importa el color, raza, religión, profesión o si la sombra de la corona real pesa sobre alguno de los acusados. Aquellos que hayan infringido la ley y existan pruebas que demuestren su culpabilidad, antes o después, estarán entre rejas o pagando una sanción económica que les obligue a rascarse el bolsillo.
A los ejemplos me remito señores…Barrio Nuevo, ex Ministro del Interior, Mariano Rubio como antiguo gobernador del Banco de España o el sonado caso de Mario Conde. Es cierto que siempre hay jueces corruptos o está la opción de una negociación para la reducción de pena con el fiscal; pero insisto, todos pagarán por sus malas acciones aunque la lentitud del proceso sea en muchas ocasiones desesperante. Posiblemente la pregunta que debemos hacernos tendría que ser otra, ¿son adecuadas las leyes o es necesario una reforma para lograr castigos más severos? Lo dejo en el aire, para que lo consulten con la almohada.
La pianista del protíbulo.
¿Es igual la Justicia para todos
los ciudadanos? En teoría sí, tal y como rezó su majestad en el discurso de
Navidad “afortunadamente vivimos en un Estado de Derecho, y cualquier actuación
censurable deberá ser juzgada y sancionada con arreglo a la ley”. Pero ya
sabemos que la teoría es una cosa y la práctica otra bien distinta. Aquí todos
somos iguales pero, lamentablemente, la balanza resulta girar a favor si el
sujeto a cuestionar cuenta con un buen respaldo económico o un buen padrino que
avale su “inocencia”.
Ejemplos como el de Mª José
Campanario (mujer de Jesulín de Ubrique) quien, acusada por un delito de fraude
a la Seguridad Social y envuelta en la concesión de pensiones por invalidez
mediante procedimientos ilegales, eludirá la cárcel al no poseer antecedentes
penales y ser, casualmente, una pena inferior a dos años. El caso de Isabel
Pantoja es otro tanto más de corrupción con todas las letras (con serie
televisada incluida), pero del que no sabemos si finalmente llegará a poner pie
alguno en prisión. Para escándalo el de Urdangarín que ahora parece querer
alegar “devolver” el dinero para evitar la cárcel y que no me sorprendería nada
que saliese de rositas gracias a la ayuda de Zarzuela. Y no todos son
personajes populares. Casos más cercanos como el de Marta del Castillo ponen
los pelos de punta y evidencian una justicia que se tambalea cada día más ante
los listos de turno que hacen y deshacen a su antojo.
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