jueves, 14 de junio de 2012

Una sección estrella



Sección viernes. "Para gustos the coolors": Justicia para todos.




Periodista penitenciario.



Justicia. Según la Real Academia de la Lengua, “Derecho, razón, equidad”, entre otras muchas acepciones. Por pura lógica, no debería haber cosa más justa que la propia justicia. Pero, ¿Es realmente la justicia igual para todos? Bajo el prisma del que firma este modesto artículo, la respuesta sería un claro y contundente no, en base a una serie de puntos:

1. En sistemas judiciales como el americano, si dispones de un buen puñado de dólares es bastante más probable que cuentes con mejores medios, especialmente de defensa. Todos podemos recordar los casos del corredor de la muerte reabiertos gracias a donativos económicos.
2. Existen personas especialmente protegidas, que disponen de “ciertos” privilegios que el resto no tenemos. Por poner un par de ejemplos palpables, el Rey es inviolable y no es responsable de sus actos (No puede ser condenado por ningún delito que cometa) y los Diputados y Senadores no pueden ser imputados si no se cuenta con el beneplácito de la cámara correspondiente.
3. La justicia se imparte por seres humanos. Los seres humanos no somos perfectos. Tomamos partido. No podemos ser objetivos al 100%. Crecemos y nos formamos en base a nuestras experiencias. Un juez que ha sufrido la muerte de alguien cercano en un accidente de tráfico será implacable en un caso de similares características. En un caso de negligencia médica, si su hija es médico estará influenciado por dicha situación.
4. Nunca juzga el mismo juez. Aunque se aplique la jurisprudencia, todos conocemos de casos prácticamente iguales en los que se aplican penas diferentes. Hechos como las presiones políticas y/o mediáticas, falta de medios técnicos, lentitud en el proceso… pueden dar lugar a diferentes tipos de justicia.

Y ahora sí: ¿Les parece que la justicia puede llegar a ser igual para todos? Juzguen ustedes mismos.



Mery L.G.

Quizás sea ilusa, tal vez peque de utópica, pero creo en la justicia y en su aplicación por igual a todos los españoles. No importa el color, raza, religión, profesión o si la sombra de la corona real pesa sobre alguno de los acusados. Aquellos que hayan infringido la ley y existan pruebas que demuestren su culpabilidad, antes o después, estarán entre rejas o pagando una sanción económica que les obligue a rascarse el bolsillo.
A los ejemplos me remito señores…Barrio Nuevo, ex Ministro del Interior, Mariano Rubio como antiguo gobernador del Banco de España o el sonado caso de Mario Conde. Es cierto que siempre hay jueces corruptos o está la opción de una negociación para la reducción de pena con el fiscal; pero insisto, todos pagarán por sus malas acciones aunque la lentitud del proceso sea en muchas ocasiones desesperante. Posiblemente la pregunta que debemos hacernos tendría que ser otra, ¿son adecuadas las leyes o es necesario una reforma para lograr castigos más severos? Lo dejo en el aire, para que lo consulten con la almohada.   



La pianista del protíbulo.

¿Es igual la Justicia para todos los ciudadanos? En teoría sí, tal y como rezó su majestad en el discurso de Navidad “afortunadamente vivimos en un Estado de Derecho, y cualquier actuación censurable deberá ser juzgada y sancionada con arreglo a la ley”. Pero ya sabemos que la teoría es una cosa y la práctica otra bien distinta. Aquí todos somos iguales pero, lamentablemente, la balanza resulta girar a favor si el sujeto a cuestionar cuenta con un buen respaldo económico o un buen padrino que avale su “inocencia”.

Ejemplos como el de Mª José Campanario (mujer de Jesulín de Ubrique) quien, acusada por un delito de fraude a la Seguridad Social y envuelta en la concesión de pensiones por invalidez mediante procedimientos ilegales, eludirá la cárcel al no poseer antecedentes penales y ser, casualmente, una pena inferior a dos años. El caso de Isabel Pantoja es otro tanto más de corrupción con todas las letras (con serie televisada incluida), pero del que no sabemos si finalmente llegará a poner pie alguno en prisión. Para escándalo el de Urdangarín que ahora parece querer alegar “devolver” el dinero para evitar la cárcel y que no me sorprendería nada que saliese de rositas gracias a la ayuda de Zarzuela. Y no todos son personajes populares. Casos más cercanos como el de Marta del Castillo ponen los pelos de punta y evidencian una justicia que se tambalea cada día más ante los listos de turno que hacen y deshacen a su antojo.



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