Hoy he tenido el típico momento que no sabes si es real o ficción, pero os lo voy a contar, porque por más que pienso, creo que me ha pasado realmente. Pues no me ha llamado esta mañana una clienta, y al preguntarle nombre y apellidos me responde lo siguiente: "Blanca Nieves Del Bosque Martínez", ¿perdona?, estoy por enterarme si eso se puede considerar maltrato psicológico de los padres hacia la hija..... .
Os dejo ya con la sección de hoy que viene completita, pero cuando alguien tiene muchas ganas de decir algo, uno no se lo puede negar, y menos un trabajador poco cualificado.
Sección miércoles. El invitado de la semana: La pianista de prostíbulo.
Y queríamos cambiar el mundo…
Y queríamos cambiar el mundo…
“No
digáis a mi madre que soy periodista, la pobre cree que trabajo como pianista
en un prostíbulo”. Palabras duras las que empleaba Rodolfo Serrano para
englobar el que era el arte del siglo XX, pero cabe decir que razón no le
falta. Porque bien es sabido, sobre todo por los que aspiramos dedicarnos a
esto (si el contrato o no contrato nos lo permite, que la nuestra es la única
profesión que te permite escribir sin necesidad de leer (e incluso sin saber
leer) y en la que cualquiera, con el graduado escolar o no, osa llamarse
comunicador. Una realidad distorsionada la de los medios que bien lejos queda
de aquellos aventurados reporteros que pretendían cambiar el mundo, que querían
ser la voz de los ciudadanos, que luchaban por revelar la verdad; hoy
convertidos en conejillos de indias a los pies del entresijo de intereses que
mueve al medio, su sueño se nubla por cheques en blanco que marcan el precio
del respeto. Una fama demasiado cara, si me permitís decirlo.
Es
curioso como la sociedad se empeña en criticar al llamado cuarto poder (razón
no le falta claro) porque cada día se encuentra más y más distorsionado entre
tertulias y programillas (si si programillas) que más que informar buscan
encontrarle los tres pies al gato de moda. Llamase este gato Isabel Pantoja o
Felipe Juan Froilan. La culpa de esto (dicen los expertos) es del público y, es
que, hemos de reconocer que los documentales de la TVE2 no llenan nuestra cuota
de pantalla. Ya no importa que la noticia sea real sino que lo parezca, y da igual
que el “desliz” ocurriera hace más de diez años lo que importa es que ocurriera
o que al menos, alguien asegure que aconteció. Porque es lo que quiere el
público, porque por la audiencia ma---tó! Y es que queramos o no, al final
todos somos parte de este gran circo; la diferencia es que mientras unos hemos
buscando una formación para tal ocupación, otros han tenido un golpe de
“suerte” (o un hijo secreto con algún famoso) que les ubica en la caja tonta
cada tarde. ¡¡¡Son los llamados comunicadores independientes!!!! Aquellos
periodistas de raza hoy dejan de ser noticia.
Firmado: una pianista de prostíbulo con
ganas de cambiar el mundo.
Mañana jueves publicaré en la sección de bares el sitio con mejores caracoles de Sevilla, ¡os espero!
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