jueves, 26 de enero de 2012

Todo el mundo tiene una vecina cotilla

El que lea esto sabrá que todo el mundo tiene en su bloque una vecina cotilla, la típica aburrida que está todo el día con la oreja en la puerta, pues bien, en los trabajos es igual, y este no iba a ser menos..... .
La de mi trabajo ha sido bautizada por mí como doña croqueta (soy proclive a poner motes, eso sí, con cariño), pues bien, esta "señora" es todo simpatía, alegría, generosidad, servicial, y muchas más cosas terminadas en "ial", pero....., tiene la lengua muy larga. Su problema, es que tiene el síndrome del alpinista (escalar constantemente, y si puede ser a costa de empujar a compañeros mejor), me dicen que delante de ella no me quite ni las legañas.

Por otro lado, también tengo que decir que en mi trabajo no sólo hay trepas, de hecho, hay gente muy generosa y amable, ,me han acogido como a un hijo, eso me gusta. Últimamente, tengo mucha relación con una señora que es compañera mía y a su vez una trabajadora poco cualificada (como yo), que tiene muchos detalles conmigo, llama a su perro chiqui, el pobre no tiene dientes y es epiléctico, acogerlo fue una gran labor social (y no la de La Caixa).

Firmado por un trabajador con fecha de caducidad.

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